Mientras se enfría el café

By: Alberto Apont

Mientras el vapor libera un aroma que amo, juego a soplarlo y ver como se diluye su existencia con el viento, pensamientos fugaces aparecen, de esos que solo la experiencia te enseña a atraparlos, pues así como el viento así de instantáneos y efímeros suelen ser. 

La tarde cae una vez más en su ciclo diario como antesala de la noche, veo a lo lejos y pienso en la vida y sus experiencias, aquellas que directamente o subconcientemente nos hacen quienes somos hoy, pienso en donde estaríamos si nos hubiéramos atrevido a dar aquellos pasos que de no darlos hoy retumban en la conciencia.

Doy un sorbo al café y levanto la mirada el cielo, y es casi inevitable pensar en lo distintos que somos todos al transcurrir el tiempo, he dado una mirada atrás en busca de esa parte de mi que se perdió en el trayecto a ser quien soy ahora. 

Se enfría lentamente el café que hace un momento tenía que soplar, así también se apagan las estrellas en el espacio, esas que vemos tan distantes y majestuosas en la inmensidad del cosmos, teniendo el mismo resultado que el calor que tenía hace un momento mi café, ser olvidados con el tiempo y al pensar esto la melancolía entra en acción, dándome ese deseo de alcanzar la eternidad, y es cuando me repito a mi mismo que si recordar es vivir, esta noche seré inmortal, y lo seré en memoria de todas esas estrellas que ya han muerto en una oscura bóveda celeste que se ha de tragar mi vida como se traga el brillo de aquellas que ya no están.

Entre melancolía y pensamientos sonrío, pues como diría Andrés Cepeda: Quien va a robarme esos momento de felicidad infinita, quien va a prohibirme que entregue lo mejor que hay en mi vida...

Acabó la inspiración, así como acabó esta nota mientras se enfriaba el café...

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