Simples palabras

Simples palabras




Hoy mientras caminaba por aquellos senderos cuyas huellas aún cantan mi historia, juré haber oído una voz dulce pronunciar mi nombre, de una manera tan sublime que me fue imposible ignorar el llamado.

Conduje la mirada a ese lugar de donde creí escuchar mi nombre y solo vi mi vida pintada entre matices tenues y grises entre recuerdos de tiempos de antaño que ya carecen de valor.

Lentamente las estrellas empezaban a brillar en lo alto, resucitando una vez más, mientras continuaban las bombas del recuerdo explotando cerca de aquel baúl donde guardo mis sombras, extendía mi mano con la vana esperanza de tocar aquellos momentos que alguna vez le dieron sentido a palabras que hoy están de más.



Todo parecía indicar que era un momento de delirio más, hasta que me veo a mi mismo, con la vieja costumbre de sentarme en la raíz de un árbol donde yace tallado un nombre que me prohibí pronunciar mientras viva, la guitarra cantaba alegremente tonos que hacían juego con la sonrisa de ese yo distante del ayer, ese que aun sabía reír y su mirada reflejaba una paz que hoy me hace falta para vivir, cuando de repente vino a mi mente esa frase que solía darme la calma en medio de la tormenta: Apunta a la luna, porque aun si fallas volaras entre las estrellas.

Repetí esas palabras una y otra vez hasta olvidarlas.


Las canté tantas veces que olvidé como pronunciarlas.

Las esparcí por el mundo junto a su recuerdo y me hice el valiente cuando como un niño quise salir corriendo de ese lugar, lugar que me conduce al principio y al deja vu constante de volver a encontrarme con esas simples palabras.

By: Alberto Apont

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